¡Domestícame! Mi pequeña y gran Elia
Capítulo 1497

Capitulo 1497

Benjamin habia encontrado una solucién ingeniosa y Cecilia no pudo evitar sentirse complacida, aunque no lo demostré abiertamente. “En fin, es mi culpa por haber dejado que Asier se esforzara tanto. Cuando regresemos, Asier deberias descansar bien,” dijo Cecilia, manteniendo la serenidad. Asier no respondié y Cecilia, entendiendo la situacion, opté por el silencio.

Elia, que ya habia rechazado la oferta de Ramiro de llevarla a casa, se encontré sin opcién cuando él insisti6. La ironfa era que habfa tomado un taxi esa mafana, precisamente porque pensaba que podria beber y no queria manejar. En ese momento, su falta de vehiculo se habia convertido en la excusa perfecta para que Ramiro la acompanara.

Sentada en el asiento trasero, Elia miraba cémo el paisaje pasaba rapidamente por la ventana en sentido inverso.

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Ramiro conducfa y, de vez en cuando, echaba un vistazo a Elia a través del retrovisor. Notando su expresion melancdlica y sus cejas fruncidas, comentd: “Han pasado tres afios y pareces atin mas delgada que antes.”

Las palabras de Ramiro resonaron en el silencio del coche, sacando a Elia de sus pensamientos. Con un leve temblor de sus pestanas, Elia replico: “Estoy igual que hace tres aos. Pero tu, veo que te has recuperado completamente y te ves incluso mas distinguido.”

“Gracias por el cumplido,” dijo Ramiro con una sonrisa en los ojos. “;Cémo van las cosas entre ti y Asier?”

“No hay mucho que decir,” respondi Elia instintivamente, volviendo a mirar por la ventana, reacia a

hablar de su relacién con Asier.

De repente, Ramiro pisé el freno con fuerza y Elia se incliné hacia adelante, agarrandose al asiento para estabilizarse. Preocupada, pregunté: “;Qué sucede?"g2

“Hay un accidente mas adelante y la carretera esta bloqueada,” explicé Ramiro.

Elia mir6 hacia adelante y vio que un coche habia atropellado a alguien. La victima yacia en el suelo rodando de dolor, mientras el conductor del vehiculo intentaba negociar sin éxito, provocando el embotellamiento.

El tréfico se detuvo y los claxones de los coches sonaban sin cesar.

Finalmente, una pasajera del coche accidentado, impaciente, salié para confrontar a la mujer en el suelo: “Sefiora, mi conductor ya le ofreci6 llevarla al hospital para un chequeo completo. Si esta herida, se hard cargo de los gastos médicos. ;Por qué sigue alli tirada?”

“No voy al hospital. Denme cincuenta mil ahora mismo y yo iré por mi cuenta,” respondio la mujer acostada, su voz sonaba aguda y decidida. “Si me llevan al hospital y luego dicen que no tengo nada, ja quién reclamaré si me siento mal después?”

"iCrees que tu lesion vale tanto?” replicé la pasajera.

Desde su coche, Elia observaba la escena y reconoci6 a la mujer en el suelo: jera Cecilia!

iEra su auto el que habfa causado el accidente!

;Estarfa Asier también en el coche?

Miré hacia el vehiculo largo y negro, sin duda Asier estaria en el asiento trasero.

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Asier ya tenfa problemas de salud y cualquer perturbacion podria afectar su recuperacion.

Después de cuidar a Asier durante tres afios, con el objetivo de que recuperara su vida normal, no podia permitir que algo malo sucediera.

Elia salié del coche y se acercé a la mujer en el suelo y dijo. “Si dices que ests herida, hagamos las cosas de manera oficial. Llamaremos la policia de trénsito para que atiendan el accidente y una ambulancia paraque te lleve al hospital. Son nimeros oficiales, no hay posibilidad de confabulacién.”

Sin esperar una respuesta, Elia sacé su teléfono dispuesta a llamar.

“iNo llames!” grit6 la mujer, levantdndose de golpe y agarrando el movil de Elia para impedir la llamada.

Capitulo 1498