Capitulo 1445

Eran las siete y pico de la manana.

Elia se puso en marcha con Floria hacia la casa del doctor Diaz.

Al llegar a la puerta del doctor Diaz, Elia toc el timbre, pero nadie respondi6 desde adentro. Esperaron unos minutos frente a la puerta, hasta que finalmente se abrio, y ahi estaba el doctor Dfaz en pantuflas y en pijama, con una cara de suefio que no podfa ocultar: “Vaya que estés entusiasta para venir tan temprano.”

“Claro que si, le prometf al doctor Diaz que le traerfa a su aprendiz, dijo Elia con gran seguridad, justo

cuando su celular comenz6 a sonar en el bolsillo.

Saco el teléfono, vio que Jimena le habfa devuelto la llamada. Le ofrecié al doctor Daz una sonrisa cortés y dijo: “Disculpe, necesito responder esta llamada.”

Se apart6 un poco, y al contestar, la voz que escuché no era la de Jimena, sino la de un hombre desconocido: “Buenos dias, hablamos desde la oficina de transito. Usted qué relacion tiene con la duefia del movil?”

;Transito?

El corazon de Elia se hundio, preocupada, pregunté: “Soy una buena amiga. ;Por qué tiene el teléfono en la oficina de transito?"g2

“Su amiga tuvo un accidente de trafico anoche, la llevaron al hospital.”

“;Qué?” Elia sinti6 como su corazon se apretaba.

"¢En qué hospital esta y qué tan grave es su estado?” pregunté Elia con nerviosismo, su corazén colgaba de un hilo.

La noche anterior habia intentado llamar a Jimena y no respondi6, Elia ya tenia un mal presentimiento, pero nunca imaginé que fuera algo tan serio

"Esta en el Hospital de la Capital, para detalles especificos debe hablar con el hospital.”

Jimena habia tenido un accidente la noche anterior, y hasta esta la mafana siguiente nadie sabia nada sobre su estado. La situacion no se veia nada bien.

Elia estaba tan preocupada que no podia concentrarse, su plan para el dia se habia desmoronado. “Esta bien, gracias,” dijo Elia colgando el teléfono, y estaba a punto de explicarle al doctor Diaz que tenfa una emergencia y que tendria que irse, que se presentaria de nuevo después de resolver su asunto.

Pero antes de que pudiera hablar, el doctor Diaz se rio con desdén y dijo: “;Buscando excusas para irte? He visto muchos trucos asi. Primero me dices lo que quiero ofr para calmarme y luego buscas pretextos para no cumplir con lo acordado./Ya lo habfamos pactado, hoy debes completar el ritual de aceptacién como aprendiz, si no lo haces, no vuelvas a buscarme.”

A medida que el doctor Diaz hablaba, su rostro se volvia mas sombrio, ya estaba considerando a Elia una estafadora.

“No es eso, se trata de mi amiga, ella ha sufrido un...”

“Vas a decir que tu amiga tuvo un accidente y esta entre la vida y la muerte? Ya he ofdo esa excusa tantas veces. ;Qué tan grande puede ser la coincidencia de que justo cuando debes cumplir con lo acordado, surge una emergencia de vida o muerte? Si no quieres presentarme un aprendiz o una pareja simplemente dilo, no es que yo no pueda tratar a Asier,” interrumpi6 el doctor Diaz con desdén.

Al escuchar las palabras del doctor Diaz, el corazén ya perturbado de Elia se dispar a la garganta. Habfa hecho tanto solo para que el doctor Diaz tratara a Asier, y en ese momento critico, si molestaba at doctor Diaz, Asier perderfa esa oportunidad.

Pero si no atendia a Jimena, ;qué pasarfa si algo malo le ocurriera?

Elia estaba atrapada entre la espada y la pared: por un lado, su mejor amiga estaba en el hospital en una situacion incierta, y por el otro, estaba la tinica oportunidad de cura para el padre de sus hijos. Si se perdia, Asier tal vez nunca despertarfa.

Renunciar a cualquiera de los dos era un suplicio para Elia.

Elegir entre dos seres queridos era una decision casi imposible de tomar.

El corazon de Elia estaba como una cuerda tensa, a punto de romperse.

"Esta bien, pueden irse,” dijo el doctor Diaz echando una mirada a Elia y a punto de cerrar la puerta. "iEspera!” Elia rdpidamente se adelantd y sostuvo la puerta que el doctor Diaz estaba cerrando. Sus ojos claros mostraban una confusion desesperada mientras intentaba contener el dolor y la preocupacion que la invadian.

Aunque era dificil, ella tomé una decision firme: “Doctor, deme cinco minutos, lo que le prometi, no me he retractado, ise lo aseguro!”

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Capitulo

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